Bitcoin podría ser la clave para el futuro de la energía limpia

Últimamente se ha hablado mucho del impacto de Bitcoin en el medio ambiente. Los principales medios de comunicación se han empeñado en declarar el mecanismo de consenso de BTC (Proof-of-Work) como un peligro potencial para el futuro del planeta.

Un libro blanco publicado por Square y ARK Invest, en el marco de la «Iniciativa de Energía Limpia de Bitcoin», defiende lo contrario y argumenta que Bitcoin es, de hecho, un «impulsor clave del futuro de las energías renovables». El documento de investigación afirma que la minería de Bitcoin, junto con las energías renovables, facilitará una «transición energética».

Así, los propietarios de activos energéticos podrían convertirse en los «mineros de bitcoin del mañana» que gestionen una red eléctrica resistente. Los mineros de BTC tienen ciertas características que pueden sustentar este nuevo modelo energético. En primer lugar, los mineros son geográficamente agnósticos, con una «carga flexible y fácilmente interrumpible», como afirma el Libro Blanco.

Como tales, son «compradores de energía únicos» apropiados para afrontar los principales retos del sector de las energías limpias: la baja producción cuando aumenta la demanda y la intermitencia. La investigación afirma lo siguiente:

«Los mineros de Bitcoin, por su parte, son una tecnología complementaria ideal para las renovables y el almacenamiento. Combinar la generación con el almacenamiento y los mineros presenta una mejor propuesta de valor global que construir la generación y el almacenamiento por separado.»

Bitcoin aprovecha la forma más limpia y barata de energía

El coste nivelado de la energía (LCOE), métrica utilizada para medir lo caro que resulta producir un tipo de energía, para la solar y la eólica ha experimentado un descenso en los últimos diez años. El Libro Blanco afirma que el coste de la energía solar ha bajado un 90% y el de la eólica un 71%. Por lo tanto, el coste sin factores externos (como las subvenciones) se sitúa en torno a 3 ó 4 céntimos por KWh y 2 ó 5 céntimos por KWh, respectivamente.

En cambio, la misma métrica (LCOE) para la energía fósil se sitúa entre 5 y 7 céntimos por KWh para el carbón y el gas natural. La investigación añade:

«(…) la energía solar y la eólica son ahora las de menor coste y más escalables. Además, creemos que seguirán siendo más asequibles con el tiempo».

La minería de Bitcoin puede ser una tecnología «complementaria» que aproveche estas fuentes de energía más limpias y baratas. La combinación de lo anterior con los métodos para almacenar energía puede conducir, según el Libro Blanco, a una migración de los proyectos de energía limpia hacia un «territorio rentable» con beneficios para los inversores.

También, una mayor flexibilidad para construir proyectos solares y eólicos. Sostenibles con la minería BTC, pueden explorar su integración con la red energética principal cuando «se completen los estudios de interconexión». Estas fuentes de energía pueden ser resistentes en «eventos de cisne negro», proporcionando a la red energética un «exceso fácilmente disponible».

Las mineras pueden absorber este «exceso» de energía gracias a su «apetito ilimitado», mientras que un almacenamiento basado en iones de litio, por ejemplo, puede mantener su capacidad para satisfacer la demanda del consumidor durante el día. A largo plazo, el Libro Blanco prevé un escenario en el que habrá una mayor necesidad de suministro eléctrico con el crecimiento del uso de vehículos eléctricos.

El modelo presentado por Square y ARK Invest podría impulsar el despliegue de fuentes de energía solar y eólica. Al mismo tiempo, convertiría a la industria minera de BTC en un sector mucho más «considerable» y ecológico. Sin los mineros, la investigación estima que solo se puede obtener el 40% de la energía de la red antes de que los precios deban aumentar para satisfacer la demanda. El caso contrario es más rentable y sostenible:

«Sin embargo, con la minería de bitcoin integrada en un sistema solar, los proveedores de energía -ya sean empresas de servicios públicos o entidades independientes- tendrían la capacidad de jugar el arbitraje entre los precios de la electricidad y los precios del bitcoin, así como de vender potencialmente el «excedente» solar y abastecer casi toda la demanda de energía de la red sin disminuir la rentabilidad.»